Hoy estaba en la parada del Bondi, esperando un R2, iba a visitar a una amiga. Buscando kioscos para comprar cospeles, se me pasó uno, pero bueno no desesperé y fui a sentarme a esperar. Me prendí un pucho con la ilusión de que venga otro inmediatamente detrás, cosa que no sucedió. En eso que iba por las últimas pitadas, viene un muchacho, un músico con una gorrita verde simpática, me dí cuenta que era músico por el estuche de guitarra, bajo o algo de eso. Me dispuse a ignorarlo, como siempre cuando uno espera un colectivo.
De reojo vi que sacó un paquete de cigarrillos y escondió el encendedor, así procedió a mirarme y pedirme fuego, yo me reí (por a picardía del pibe) y le brinde el encendedor. Mientras mirábamos el asfalto me dice “ ché no sabes si pasó el R2?” y le digo “no, lo estoy esperando...”, a lo cual me respondió haciendo referencia a la procedencia de mi tonada. Sí, si soy de Santiago (la chacarera, lalala). El músico, le gustaba la chacarera, mi tonada y creo que Zamora también. El era lindo, no lo voy a negar, su voz era tierna, yo soy bastante prejuiciosa con esas cosas y con los chamuyos en la calle, por sobre todo, pero es cierto, el pibe era algo encantador y no se disponía a ser “secante”. La charla siguió, su mirada me ponía algo nerviosa, era raro. Yo respondía ciertas cosas de manera algo insegura y bruscamente, el en cambio acotaba todo con tanta sinceridad y naturalidad que no pudimos hacer otra cosa que mirarnos a los ojos y hablarnos de todos los temas recurrentes a la hora de conocer a alguien en la parada del R2. Una de las pocas veces en las que no fumé un segundo cigarrillo para hacer el truquito de “préndete un pucho que seguro que ahora viene el Bondi”.
De pronto me di cuenta y ya había venido mucha mas gente a la parada, pero nada interrumpió, siempre está cada uno en la suya ala hora de esperar un colectivo. Linda charla, un par de puchos, interrogación de nombres y todo eso sin deprender una mirada de la otra.
Vino el R2, yo ni lo vi. Había gente, esa gente lo paró y ahí me dí cuenta, me subí y el me dijo que prefería caminar, ahí se me lleno el cuerpo de interrogantes, no entendía nada. Le dije chau con la mano y me subí. Mirándolo por la ventana le sonreí, arrancó el colectivo y el empezó a correr al lado, un desconcierto total el pibe. De un momento a otro lo perdí de vista, me puse algo triste para ser honesta y miré al frente y estaba subiendo por la parada siguiente…
Que locos son los tiempos que uno elije, uno se sube primero al Bondi que otro, pero que bueno que este muchacho se subió al fin. Se sentó a mi lado, obvio.
De reojo vi que sacó un paquete de cigarrillos y escondió el encendedor, así procedió a mirarme y pedirme fuego, yo me reí (por a picardía del pibe) y le brinde el encendedor. Mientras mirábamos el asfalto me dice “ ché no sabes si pasó el R2?” y le digo “no, lo estoy esperando...”, a lo cual me respondió haciendo referencia a la procedencia de mi tonada. Sí, si soy de Santiago (la chacarera, lalala). El músico, le gustaba la chacarera, mi tonada y creo que Zamora también. El era lindo, no lo voy a negar, su voz era tierna, yo soy bastante prejuiciosa con esas cosas y con los chamuyos en la calle, por sobre todo, pero es cierto, el pibe era algo encantador y no se disponía a ser “secante”. La charla siguió, su mirada me ponía algo nerviosa, era raro. Yo respondía ciertas cosas de manera algo insegura y bruscamente, el en cambio acotaba todo con tanta sinceridad y naturalidad que no pudimos hacer otra cosa que mirarnos a los ojos y hablarnos de todos los temas recurrentes a la hora de conocer a alguien en la parada del R2. Una de las pocas veces en las que no fumé un segundo cigarrillo para hacer el truquito de “préndete un pucho que seguro que ahora viene el Bondi”.
De pronto me di cuenta y ya había venido mucha mas gente a la parada, pero nada interrumpió, siempre está cada uno en la suya ala hora de esperar un colectivo. Linda charla, un par de puchos, interrogación de nombres y todo eso sin deprender una mirada de la otra.
Vino el R2, yo ni lo vi. Había gente, esa gente lo paró y ahí me dí cuenta, me subí y el me dijo que prefería caminar, ahí se me lleno el cuerpo de interrogantes, no entendía nada. Le dije chau con la mano y me subí. Mirándolo por la ventana le sonreí, arrancó el colectivo y el empezó a correr al lado, un desconcierto total el pibe. De un momento a otro lo perdí de vista, me puse algo triste para ser honesta y miré al frente y estaba subiendo por la parada siguiente…
Que locos son los tiempos que uno elije, uno se sube primero al Bondi que otro, pero que bueno que este muchacho se subió al fin. Se sentó a mi lado, obvio.
AS
2 comentarios:
hay cada obviedad, jajaja que hermosas ocurrencias las de cba.
dicen que uno se pierde en ciudades chicas y se encuentra en las grandes....
debe ser por eso que los santiagueños estamos enamorados de cba
saudades
me alegro que te gustara mi cuento
burdelita
Eh...bueno, hacia mucho que no "frecuentaba" estos lugares de la alta red. Un buena comienzo de año con un nuevo blog qe administrar.. La verdad qe ocurrente cba, casi qe las historias parecen sacadas de alguna pelicula. Nos estamos "leiendo".
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